viernes, 5 de agosto de 2022

CV-60 o la insostenibilidad

 

Sigue la Conselleria empeñada en el proyecto de prolongación de la CV-60, pues considera que es una infraestructura inacabada y fundamental para conectar La Safor (principalmente Gandia, y su puerto) con las comarcas centrales valencianas (Vall d’Albaida, Comtat, Alcoià, la Costera…) y con las centrales estatales (Almansa, Albacete, Madrid…). Nadie duda de que es una infraestructura mal resuelta y que los argumentos son de peso, sobre todo económico.

Pero también es indudable el valor medioambiental que aún conserva el centro de la comarca de La Safor, el punto en donde más municipios pequeños se colindan y confunden: Potries, Beniarjó, Beniflà, Almoines, Rafelcofer, Bellreguard…, por lo que los daños colaterales, medioambientales y de movilidad interna de la comarca, serían enormes.

Lamentablemente, no se ha puesto el mismo interés en dar valor a estos últimos, y mejorarlos, en aras de un (tan cacareado) desarrollo sostenible. Si entendemos La Safor como una gran conurbación, en donde conviven más de 170.000 personas, con una densidad de población superior a 400 hab/km², distribuida en pequeños barrios separados por magníficas zonas verdes, que incluso se cultivan, entonces comprenderemos el porqué es imposible atravesarla con otra autopista de gran capacidad. Ello sería impensable en cualquier ciudad de tamaño medio como el descrito, para cualquier urbanista y administración que cuide a sus ciudadanos.

Claro, que esto es una visión distópica de la realidad: apenas hay servicios comunes, ni transportes comunes, a la conurbación (o mancomunidad). Todos los días se desplazan miles de alumnos, en recorridos no mayores de 2 km en decenas de autobuses que recorren los caminos agrícolas (no hay circuitos peatonales y ciclistas que unan los barrios). Llegar al hospital comarcal desde cualquier población, para una persona mayor, sin apenas transporte colectivo, es una odisea. También ir al banco (ya no quedan oficinas en algunos pueblos), ir a la farmacia, y seguramente, pronto ir a comprar a los pocos comercios que no están en Gandia, Tavernes u Oliva.

En las grandes ciudades (incluso en las de menos de 170.000 hab.) se discuten cuestiones como ciudad 15’, es decir, que un ciudadano tenga a menos de 15 minutos a pie todos los servicios básicos, como el centro de salud, la escuela, el banco, el comercio, un jardín público, etc. Aquí, tan sólo nos quedan los ayuntamientos y los huertos, pues lo otro cada vez menos y más alejado. Entonces,

¿Por qué ese empeño en dilapidar los dineros públicos en obras e infraestructuras más propias del siglo XX, que del XXI? ¿Aún no hemos aprendido que el siglo XX y sus grandes obras, están provocando la mayor catástrofe medioambiental de la historia de la humanidad, que es el cambio climático? Todas las administraciones hablan de la sostenibilidad, de la movilidad urbana sostenible, del kilómetro cero, hasta la saciedad, hasta hartarnos de tanto discurso y sermón. Pero, cuando llega la hora de la verdad, de disponer de los limitados recursos que generan nuestros impuestos, se decantan antes por una carretera que por un tren (el Gandia-Denia), o que un autobús (el urbano que debería conectar todos los pueblos de la Safor), o que un paseo o carril bici.

No se extrañen pues, que a las siguientes elecciones, cada vez haya más deserciones de ciudadanos comprometidos, pues los “en teoría” partidos del pueblo llano, lo han abandonado. Calzonazos!!!

J.M. Garcia, agosto 2022

domingo, 12 de junio de 2022

ARQUITECTURAS PLANAS-SANAS

 

ARQUITECTURAS PLANAS-SANAS

Me llamó mucho la atención, en Viena, uno de mis primeros viajes por Europa, años 80, las calles de la ciudad, más que en el propio centro (inter ring), las barrocas, las populares, tan planas las fachadas, sin miradores, sin apenas balcones.

Aquí sólo quedan así las calles más antiguas, pero siempre llenas de balcones. En el XIX llegaron los miradores, tan bonitos, singulares, y en el XX, a partir de la primera mitad, los balcones-miradores, es decir, la invasión del espacio público por el privado, sin miramientos, ordenado: máximo vuelo, 50% cerrado/abierto, 80% de la acera, a 60 cm del vecino…

En las nuevas hornadas de planes generales, desde los años 60 del XX, la invasión ya es total: no sólo es para calles amplias (más de 20m, por ejemplo) sino que es en todas!!! Basta recorrer cualquier ciudad, o pequeño pueblo por España y comprobarlo: siempre hay algún edificio, por muy céntrica o antigua que sea la calle, que tiene su invasión de balcón/mirador. El no va más son las calles mayores o principales de cualquier ciudad mediana/pequeña, que quizás tiene 15 o 12 m de ancho, pero se permiten 5 o 6 o más alturas y, por supuesto, vuelos al 50%. Estos vuelos ya sabemos cómo acaban, con los años: al 100 % cerrados.

Esto genera dos problemas, a mi entender: el primero (para mí el principal) es la fealdad, la ausencia de belleza-estética-proporción en las calles así invadidas, pues suelen convivir edificios antiguos con nuevos, y los nuevos rivalizan por ser más invasores; además la perspectiva de la calle se reduce y la sensación de agobio o estrechez de la misma se agranda (esto ahora, con las calles peatonales, se ha mitigado). El segundo, la insalubridad: la arquitectura racionalista, surgida de los análisis de soleamiento y ventilación de hace ya 100 años, fijaba unas proporciones de ancho/alto de calle/cornisa, que sirvieron de base para el urbanismo moderno. Cuando esto se olvida, y, lo que es peor, sobre cascos antiguos consolidados incluso se ocupa aún más la calle, el sol apenas llega a la calzada, a los pisos bajos, y la ventilación se resiente.

Desde una lectura actual, es un problema de sostenibilidad y cambio climático, pues a menor ventilación y soleamiento, más energía para conseguir el confort interior. La lección es clara: comencemos a abandonar las viejas ordenanzas, que no por antiguas son mejores, y pensar en un urbanismo sostenible, que no es otra cosa que solear y ventilar bien nuestros edificios. Además, ganaremos en belleza, siempre tan importante par nuestro bienestar, individual y social.

Joan M. Garcia. Juny 2022

sábado, 19 de febrero de 2022

Utopia virtual

 

Estem d’enhorabona: Oliva agafa el tren de la modernitat!! Acaba de presentar el PLA DIRECTOR D’SMART CITY.

Ara ja podrem aprofitar “sinèrgies” i oportunitats del projecte DTI, així com integrar els documents estratègics com l’EDUSI, el PACES, el PMUS, l’UNE 178…

Per comprendre la “jerga” dels acrònims, els desxifrem:

SMART CITY: ciutats intel·ligents, sostenibles econòmica, social i mig ambientalment

EDUSI: estratègies de desenvolupament urbà sostenible integrat

DTI: xarxa de destinacions turístiques intel·ligents

PACES: pla d’acció per el clima i l’estratègia sostenible

PMUS: pla de mobilitat urbana sostenible

UNE 178…: normes UNE del comité CTN 178 Ciudades inteligentes

Magnífica notícia!! De segur que al lector li apareixen imatges idíl·liques, paradisíaques, de llocs desitjats, envejats, on la vida transcorre sense discriminacions, sense barreres ni  obstacles, de forma intel·ligent i sostenible.... LA UTOPIA.

Els nostres polítics, els nostres funcionaris, la nostra administració, s’ha instal·lat en eixe món ideal, amb el seu llenguatge (sostenibilitat...), la seua virtualitat digital (intel·ligència...), el seu credo (estratègia, integració...), fins i tot, la seua normativa i les seues denominacions (“modernització”, “canvi climàtic”, “sanitat universal” ...).

Malauradament, els ciutadans d’a peu (en particular els d’Oliva), més que una Utopia, el que patim és una DISTÒPIA: l’administració local pot ser siga la menys empàtica i eficient que hem conegut en molts anys, la burocràcia ens ofega i paralitza, la mobilitat a Oliva i comarca depén quasi exclusivament del vehicle particular (el que més contamina), les iniciatives empresarials i ciutadanes són sistemàticament menyspreades quan no directament rebutjades...

En definitiva, la distància entre el món ideal dels acrònims, i el món real dels ciutadans, cada vegada s’acreix i acreix... QUAN DESPERTAREM D’AQUEST MAL SOMNI?

JMGarciaPérez 2022-02-20