En ese marco de esperanza quiero afirmar, como Rey, mi absoluta convicción de que la unidad de España está caducada, en la actual forma de convivencia. Son las Españas, con sus diferentes naciones, aquellas que la historia forjó durante siglos, las verdaderas protagonistas de nuestro futuro.
Señoras y Señores diputadas/os y senadoras/es: pido perdón por la miopía histórica de la estirpe de los borbones, que, desde su llegada a la corona de España, nunca ha sabido entender la forma de relacionarse entre sus diferentes partes. Hemos tratado de imponer la igualdad, mejor dicho, el sometimiento centralista a todos los pueblos, incluido el de Castilla. En el siglo XXI hay que mirar al pasado, que es fuente de enseñanzas: la tradición confederal de la Corona de Aragón, el sometimiento de los Reyes de Castilla a sus Cortes, los fueros que perduraron hasta el S XVIII, respetando la volutad legisladora y las costumbres de las diferentes nacionalidades, son, entre otros, fuente de enseñanzas.
Miro a la historia también, y en ella me inspiro para ser el Rey de todas/os las/os españolas/es, de todas la Españas: ofrezco la mano de mi hija Leonor al hijo predilecto de Cataluña (sea de Convergència o de Esquerra), que será elegido por su soberano Parlament. Ofrezco la mano de mi hija Sofia, a la del emeniente vascón elegido por su Parlamento. Instaré a las autoridades del Gobierno, a que promuevan la modificación necesaria en la Constitución Española, para que, en un futuro, cambie a Reino de Las Españas, y que la forma de reinado sea, al modo de la corona de Aragón, compartida e itinerante. Asimismo animo a mi esposa y Reina de España, a que procreemos sin cesar, pues también los gallegos son nación, y quién sabe, si algún día valencianos, murcianos, aragoneses, leoneses, navarros y tantos otros pueblos, merecen tal rango por sus hechos y lealtad a Las Españas.
Viva ESPAÑA. Visca CATALUNYA. Gora EUSKADI. Viva Galízia.
Joan Miquel
sábado, 21 de junio de 2014
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