miércoles, 24 de abril de 2013

La Ley de Costas (explicación para el pueblo llano)

LA LEY DE COSTAS (una explicación para el pueblo llano). En este tema, tan desconocido para la mayoría de la gente, se han de utilizar parábolas, o comparaciones, para que se entienda. LAS CRECIDAS DE AGUAS. Periódicamente se producen lluvias intensas, en casi cualquier parte de España, que inundan calles, barrios enteros de pueblos o ciudades, y arruinan propiedades, casas, cultivos... ¿Estaría usted de acuerdo con una Ley que dijera: "Las casas, bienes, cultivos y demás terrenos o propiedades inundadas por razón de crecidas -las máximas conocidas-, pasarán a dominio público, independientemente del título de propiedad que sus titulares posean sobre las mismas"? Se otorgará una concesión, de duración limitada, para que puedan seguir usándose hasta su definitiva caducidad. LOS PANTANOS O PRESAS. España es un país de numerosas presas, que tratan de contener las aguas para su uso más racional, la producción de energía eléctrica, etc. Cuántos pueblos y cultivos inundados para siempre por semejantes obras de ingeniería. En todos los casos, a la gente con viviendas afectadas, se les ha proporcionado otra en pueblos cercanos, o se han construido incluso nuevos asentamientos urbanos para alojar a los antiguos habitantes. Estas obras, por su gran dimensión y sus enormes repercusiones en el medio circundante, se pueden asimilar a los puertos en la costa, cuya construcción genera, a medio plazo, una alteración profunda de las corrientes marinas en el entorno de playas cercanas. ¿Alguien puede pensar que a los habitantes que se han de desalojar, no se les indemnice adecuadamente, con una vivienda similar a la que ya tenían? HOLANDA. Todos conocemos, o hemos oído hablar de Holanda, de los Países Bajos, territorio que periódicamente inundaba el Mar del Norte, y que, con gran esfuerzo de sus habitantes, en una labor que ha durado siglos, ha logrado contener los embates del océano, con enormes barreras y obras hidráulicas, ganando terreno al mar, sin resignarse a perder su hábitat. ¿Acaso no pensamos todos que en Europa, o en España, tanto los poderes públicos como la opinión pública, están a favor de limitar, contener y vencer a los desastres naturales, con las obras o los medios necesarios para ello? Desgraciadamente, nuestra Ley de Costas junto a los gobernantes que la aplican, permite que en estos tres supuestos planteados, el Estado actúe a favor de los desastres naturales o artificiales, y en contra de los ciudadanos que los sufren. Las indefiniciones del dominio público, la técnica del deslinde sin capítulo económico que indemnice, la resignación a que el cambio climático o la simple tormenta habitual altere la configuración física de cualquier playa, todo ello es el resumen de una legislación injusta, hecha a la medida de unos gobernantes ideologizados, que confunden el bien común del uso y disfrute de las playas, con el expolio a los "privilegiados". La REFORMA de la Ley de Costas que ahora se debate, tan sólo es un mero parche, una tirita para curar heridas, pero que no altera en nada la enfermedad. Ni se ha modificado con suficiencia la definición de dominio público, ni la técnica del deslinde, ni la impotencia ante los desastres de la naturaleza. No hay una posición clara del Estado para defender la costa y sus habitantes. Sigue siendo una ley a la defensiva, propia de un Estado dictatorial, barata para el erario público, que prefiere retirarse mar adentro antes de afrontar de forma decidida la creación de un espacio público que pueda dar cabida a todos los sectores que dependen del mismo: medioambientales, productivos y residenciales.