A uno le parecía que la Agenda Local 21 era un instrumento de participación ciudadana, de transparencia informativa, de hacer que los habitantes de una localidad se sintieran copartícipes de las decisiones que les afectan, a nivel local, que de esta manera, al establecer una corresponsabilidad entre las élites (políticas y técnicas) que dirigen y los administrados, se conseguiría una ciudad más habitable, más sostenible, más vivible.
Se parte del supuesto que a todos nos interesa el mismo fin, pero el ciudadano de a pié es el que diariamente vive su ciudad, pasea por sus calles, trabaja en sus comercios-industrias-campos, disfruta de sus lugares de ocio –jardines-paseos-playas-paisajes-centros culturales-, y es por esta razón –tan simple- que conoce a la perfección multitud de pequeños detalles (y grandes) que puede transmitir a los dirigentes para que se puedan perfeccionar todos los ámbitos de su quehacer diario.
Ha habido una oportunidad preciosa para poner a prueba la voluntad de los Ayuntamientos en la puesta en práctica de esta Agenda (a la que todos quieren o están adheridos): el plan de obras que, por motivo de la crisis económica, se ha de desarrollar en los municipios, supone una ocasión inmejorable para solucionar cantidad de problemas urbanos y de mejorar nuestra ciudad.
Desafortunadamente, el secretismo habitual de la gestión pública ha sido la tónica en la que se ha gestado el Plan citado: seguramente con las mejores intenciones se han programado y proyectado cantidad de propuestas que se pretenden ejecutar con los presupuestos del Gobierno. Tan sólo nos hemos enterado los ciudadanos con noticias de la prensa de los proyectos de nuestros dirigentes. Qué ocasión para convocar reuniones con vecinos y sectores implicados, hacer encuestas-presentaciones-asambleas-etc. que motiven a todos los ciudadanos a presentar problemas y mejoras que les afectan directamente.
Tan sólo basta echar un vistazo a las webs oficiales de los Ayuntamientos, para descubrir lo que desafortunadamente ya sabíamos. Es motivo de envidia el ver que en otros municipios del País (del Estado), se publican en internet las actas de los Plenos municipales, los organigramas con la composición y funcionamiento de los diferentes servicios y concejalías consistoriales, las noticias y acuerdos de interés ciudadano, los impresos de gestiones municipales, los planos de la localidad, los datos de los organismos públicos –escuelas, centros de salud, policía, bomberos…-, etc…
La creciente movilización ciudadana, ante problemas que nos afectan gravemente todos los días –carreteras, ruidos...-, es la única vía de expresión popular, de no cambiar el talante de nuestros regidores. Es necesario que entiendan estos últimos, que sus decisiones serán más fáciles de tomar –y mejores- de contar con el respaldo de las personas afectadas.
Pero claro, todo ello supone más trabajo, más imaginación, más interés, más implicación en la ciudad y menos dedicación a las batallas políticas y funcionariales que son tan habituales. Se debería renunciar a las actitudes de confesionario y trueque que se sigue continuamente en los Ayuntamientos, a la visión parcial y partidista ante los problemas ciudadanos.
Esperemos que este nuevo año, bien entrado ya el siglo XXI suponga un cambio a favor del verdadero desarrollo de la Agenda Local 21 que con tanta pompa se nos publicitó.
pd. La Conurbación de La Safor queda al margen de todo esto...Helàs, una vez más.
viernes, 20 de febrero de 2009
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